No siempre se puede ser testigo excepcional de algo excepcional, pero a veces sucede. Y no siempre de dicha experiencia se puede salir bien librado, o al menos, comprendiendo de qué se trata la misma. La noche que vi a Chinoy tocar sus canciones en Bogotá, supe que estaba siendo testigo excepcional de un acontecimiento excepcional, de algo muy poderoso.